El 2 de diciembre de 2006 abrí este blog, en aquél primer post no sabía muy bien qué contar. Hoy, poco más de un año más tarde, creo que tengo algo que podría ser considerado como una declaración de principios de lo que quisiera que fuese este blog, un “primer post”, vaya:
Dicen que una de las mayores aspiraciones de un arquitecto es diseñar, construir y habitar su propia casa. Seguramente sea cierto, así que para hacer más amena la espera hasta que llegue ese día (si llega jamás) he diseñado y construido mi casa-taller virtual, haciendo las veces de arquitecto y albañil. Se trata de una casa un tanto singular, pues no utiliza ladrillos, sino caracteres ordenados de una manera precisa, formando un código, un aparejo. Los materiales no son hormigón, ladrillo o ni tan siquiera madera: una paleta de colores reducida, con un par o tres de naranjas, negro, blanco y gris; unos tipos de letras también limitados; algunas imágenes no demasiado grandes adornan el conjunto… todo ello ordenado siguiendo fielmente lo establecido en un documento llamado hoja de estilos CSS. Su organización tampoco es la habitual: en lugar de estar organizada por habitaciones de día y de noche, espacios servidos y servidores se organiza en zonas temáticas: la casa propiamente dicha, más íntima, en la que hablo de mis inquietudes, opiniones, preguntas, aptitudes, estudios… la parte del taller, donde se exhiben las realizaciones (arquitectónicas y no-arquitectónicas) y experiencia profesional; y una parte privada, la única que no está abierta al público, en donde entro para “cocinar” el contenido y redecorar, de vez en cuando. Una de las cosas que más me gustan es de su adaptabilidad, pues crece para ajustarse a las nuevas situaciones, adaptándose a las nuevas pero sin afectar la estructura general. Otro de sus puntos fuertes es su situación: sin ser céntrico en una importante ciudad, está muy bien comunicado, y cualquiera con conexión a Internet puede llegar en pocos segundos.
Mi casa-taller es una construcción humilde, como no podía ser de otra manera en una primera obra, sin alardes, con pocos recursos, pero que cumple bien su función. Y me gusta, me siento cómodo en ella. Mi casa está siempre abierta a todo aquél que quiera entrar, mirar e incluso quedarse a charlar un rato. Están todos invitados.
¿La dirección? http://carloscamara.es