A pesar de que el urbanismo es algo que concierne a todo el mundo, tradicionalmente ha sido algo gestionado únicamente por técnicos y políticos y, por tanto, en la toma de decisiones relativas a la morfología y usos de las ciudades no han sido tenidos en cuenta los intereses y deseos de la ciudadanía. Sin embargo, esto puede estar a punto de cambiar debido al incremento de popularidad del llamado urbanismo participativo, que parece haber encontrado en esta segunda mitad del siglo XXI y en el contexto de la Sociedad Red, una oportunidad de desarrollo sin precedentes que, a pesar de encontrarse en un estado incipiente, plantea nuevas formas de entender la ciudad, el urbanismo, la política y la colaboración a la vez que supone un reto para administraciones públicas y promotores de las mismas.