Sociedad banal, arquitectura, banal

La arquitectura siempre tiene lugar, pero también tiene tiempo. Sociedad y arquitectura han sido siempre un binomio indivisible: no se puede entender la arquitectura de un momento sin entender su sociedad, y la arquitectura, a su vez, nos habla de cómo fue esta. De esta manera, la civilización griega nos legó parte de su avanzada cultura en forma de templos, foros y palacios, mientras que la expansión de Roma mucho debió a la creación de sus calzadas e infraestructuras. El belicismo y la religiosidad de la Edad Media todavía hoy se ven claramente reflejados en sus inexpugnables castillos y monasterios. Poco a poco, a medida que el conocimiento fue extendiéndose, dieron paso a las construcciones del gótico, tecnológicas y luminosas, que paulatinamente se irían recargando durante la ostentación del barroco hasta llegar a la revolución industrial. En ese momento se produjo un cambio radical en el concepto de vivir y habitar para el que ni la vivienda ni las ciudades estaban preparadas, y fueron los idealistas de principios del siglo XX quienes trataron de solucionar ese caos habitacional. Y así llegamos a nuestros días.

Mucho se habla hoy acerca de arquitectos que parecen más estrellas de rock que profesionales de la construcción, de ciudades que olvidan las necesidades reales de sus habitantes en pos de crear una determinada imagen de marca; de políticos que eligen a dedo a arquitectos de renombre para que hagan lo que deseen y al precio que sea. En la carrera por el “todo vale si es para quedar grabados para la posteridad” se está reduciendo la función de la arquitectura a simple herramienta donde el arquitecto es a la vez objeto de culto e instrumento.

Nunca como ahora se había dado este fenómeno tan exagerado de “divismo”, aunque es comprensible en una sociedad donde prima más el “parecer” que el “ser”. Lo que importa es parecer un gran maestro para convertirse en ídolo, sin preocuparse apenas de hacer buenos proyectos. En tiempos de la hipocresía de lo políticamente correcto la crítica negativa es apenas audible, y sin crítica es difícil entender la arquitectura. Sólo en la sociedad del Gran Hermano1 se imita todo lo que aparece en los medios de comunicación sin apenas cuestionarlo. Se copia y se descontextualiza hasta la saciedad con tal de acercarnos a nuestros ídolos, ya sean arquitectos o participantes de reality shows.

También solo en una sociedad en la que la apariencia y el aspecto van por delante del interior puede comprenderse que los arquitectos se reduzcan a simples diseñadores de fachadas y las ciudades se sometan a infinidad de pequeñas intervenciones de cirugía estética para estar más guapas y parecer más sanas en lugar de operarse de los males endémicos que la afectan, como el éxodo de la clase media y la formación de ghettos. Esta superficialidad es la que genera una arquitectura vacía de contenido que en el mejor de los casos creará bonitas esculturas y en otros, pesadas condenas para sus habitantes.

Solo en una sociedad cegada por el dinero y el egoísmo, se puede olvidar que las personas habitamos espacios, no metros cuadrados y lo que debería ser un derecho universal se reduce a simples números. Negocios.

Cuando las recompensas inmediatas se convierten en fines por sí mismos, cuando nosotros mismos nos perdemos el respeto, la arquitectura se convierte en herramienta y se vuelve banal, y los arquitectos en mera firma.

Autor: Carlos Cámara Menoyo Fecha: Junio de 2006 Permalink: ver enlace original Contexto: Reflexión personal sobre la relación existente entre una arquitectura que va de la mano de una sociedad cada vez más banal, adolecida de sus males y preocupaciones. Fue publicada en el Cd’E Podcast 03 y supuso la segunda colaboración para la web de Scalae.


  1. Entiéndase como Gran Hermano al reality show “inspirado” en la novela de George Orwell: 1984. El show consiste en observar continuamente los movimientos y acciones de un grupo de concursantes encerrados en una casa plagada de cámaras de televisión. ↩︎

Carlos Cámara
Carlos Cámara
Arquitecto. Doctor. Profesor. Aprendiz.

Profesor, investigador, aprendiz.
Interesado por las comodificaciones entre ciudad, sociedad y tecnología

comments powered by Disqus

Relacionado